Fue junio de 2015, cuando mi novia en ese momento, me contó sobre la transformación mágica de su colega, no de manera espiritual, sino física. En mi mirada desconcertada, cogió su teléfono, abrió su navegador y timió k-e-n-z-a-i.me. A medida que se abrió la página, vi la cara de este hermoso espécimen mirándome, con enlaces para ejercicio, dieta y lecciones — nada fuera de lo común. Ella siguió adelante y buscó el nombre de su colega (que por su privacidad,…